A día de hoy pocas cuestiones y menores ámbitos despiertan la atención del jurista como el impacto del desarrollo tecnológico, la digitalización expansiva que estamos viviendo, sobre todo desde este último quinquenio y que está implosionando en cualquiera actividad del ser humano. Prácticamente no hay hoy día discurso ni aproximación de algún tipo al mundo del seguro -tampoco a cualesquier otro mercado- sin que se hable o referencie un término con pretensión de globalidad, Insurtech. Sin duda, hoy, lo -tech lo inunda y lo devora todo, y cómo no, en lo legal, en lo regulatorio, en los mercados. Con pretensión holística, tal vez desbordante, Insurtech es un concepto enucleador, atrapalotodo o término paraguas, pero sin que seamos conscientes del significante, tampoco del continente real sobre el qué se proyecta o, incluso, se proyectará. Y en esa pretensión, cuál si fuere una intersección o una relación cuasi binaria perfecta, al menos de momento, la cadena de bloques -blockchain- y el contrato inteligente -smart contract- no escapan ni al interés tecnológico ni menos al académico y práctico. Como tampoco lo hace el exponente más significativo de esta ya singularidad tecnológica, la robótica y su interrelación con el derecho. Y menos al seguro, ya sea como contrato, ya en su dimensión de distribución, ya sea en su estructura cual actividad aseguradora. Y es ésta intersección, la tecnología y el derecho, la que está despertando toda una eclosión de estudios, de análisis y aproximaciones desde las ciencias. Un marco, el tecnológico llamado a transformar radicalmente formas, técnicas y canales, pero que se encuentra ahora mismo en medio de un escenario de transición entre lo tradicional y lo digital, lo conocido por todos y lo disruptivo solo dominado por unos pocos. Y lo hará además, con una fuerte impronta competitiva entre aseguradores y distribuidores. Una transición a la que se adaptan los viejos esquemas de negocio, de creación y oferta de productos, de distribución y canales de venta múltiples -omnicanalidad- ante empresas que irrumpen con nuevas formas, a menores costes, y con un conocimiento de las necesidades de consumidores y clientes a través del análisis de datos e información nunca tan accesible como hasta el momento.